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PRÓLOGO
Desde el origen de los tiempos, el Ser humano, ha sentido la necesidad de conocer su origen, la razón de su existencia y, sobre todo, cuál es su destino.
Los más escépticos y prosaicos, responderán a dichas cuestiones diciendo que el Ser humano nace, crece, se reproduce y muere como cualquier otro animal o ser vivo del planeta. Y no están errados en dicha descripción; pero tampoco es tan simple como pudiera parecer.
La Ciencia ha revelado gran parte de las incógnitas, pero apenas ha profundizado en lo esencial: la existencia del alma o espíritu.
Tampoco ha conseguido desvelar lo que hay más allá de la muerte, y apenas ha empezado a entender que pueden existir otros planos de existencia que interactúan con el nuestro.
Son muchas más las preguntas sin responder que las respuestas conocidas, y pocos los medios empleados a encontrar la solución.
A pesar de ser más de siete mil ochocientos millones de seres humanos en el planeta, apenas una pequeña parte de los habitantes ha tomado consciencia de la realidad que los rodea.
El Ser humano actual vive inmerso en un mundo virtual, donde la realidad y la ficción se confunden en un intercambio de realidades paralelas, donde la razón es anulada por la ilusión, la fantasía o, en el peor de los casos, por trastornos mentales provocados por el constante bombardeo de mensajes subliminales, esparcidos por todo el orbe y a través de todos los medios de comunicación existentes que dependen del poder establecido.
Se podría decir que, lo que se pretende, es anular la consciencia humana; la capacidad de discernir, no sólo entre el bien y el mal, sino también entre lo real y lo virtual, lo verdadero y lo falso. Así, sin la capacidad de tomar consciencia, ni de discernir el bien del mal ni lo que es cierto de lo que es falso, el Ser humano, pasa a convertirse en un animal de granja más, en un objeto negociable, en una mercancía, en un bien inmueble, si se prefiere la expresión.
Pero tal como se dijo anteriormente, por ventura, no todos los seres humanos actuales carecen de consciencia, o lo que es lo mismo, no todas las personas están dormidas, sino que han despertado la consciencia y han decidido ayudar a despertar a aquellos que siguen dormidos, aun cuando el precio a pagar sea elevado, si bien, cuando el destino de la especie humana está en juego, ningún precio a pagar es demasiado elevado si con ello se consigue salvar a la Humanidad.
La historia que se narrará a continuación, ya ha sucedido, a pesar de que provenga del futuro.
Dicen los entendidos en el conocimiento holístico, que las profecías se realizan precisamente para evitar lo que en ellas se anuncian, cuando el hecho es negativo o dañino. En este caso, será el cumplimiento de una profecía, lo que hará que se busque la manera de retroceder en el tiempo y cambiar ese punto o momento de la Historia donde la profecía tenía su razón de ser.
LA PROFECÍA
Si algo tenía Eliseo Rivera fuera de lo normal, era su excelente memoria. Nunca olvidaba un nombre, un dato, o una fisonomía que para él tuviese algún tipo de interés.
Hacía poco más de un año desde que, en aquel fatídico 22 de noviembre de 1963, el presidente John F. Kennedy fuese asesinado en Dallas, donde Rivera era el jefe de policía y, donde el magnicidio, supondría para él la mayor prueba de confianza en la justicia en toda su carrera como policía.
Pero la justicia le falló; como falló a la gran mayoría de americanos patriotas. Y su fe en la justicia se fue debilitando poco a poco.
Ahora volvía pasar por la misma calle por la que anduvo hacía más de un año, y volvió a recordar a aquel hombre de aspecto descuidado, de largos cabellos y barba blanca, vociferando a todos cuantos pasaban a su lado:
—¡Habéis vuelto a caer en el pecado!
—¡Habéis resucitado a Sodoma y Gomorra!
—¡Sacrificaréis al inocente cordero para satisfacer a Baal y la desgracia caerá sobre vosotros!
De nuevo, ese mismo hombre, se encontraba en el mismo lugar, vociferando y alertando a todos los que pasaban a su lado, repitiendo casi las mismas palabras, excepto el tiempo verbal en el que hacía referencia al sacrificio del cordero:
—¡Habéis vuelto a caer en el pecado!
—¡Habéis resucitado a Sodoma y Gomorra!
—¡Habéis sacrificado al inocente cordero para satisfacer a Baal y ahora la desgracia ya está en vosotros!
Este pequeño cambio no pasó inadvertido para Eliseo Rivera, él recordaba perfectamente la frase anterior, cómo hablaba en tiempo futuro y ahora lo hacía en tiempo pasado. Por lo que decidió acercarse al anciano y hacerle algunas preguntas.
—Buen hombre… —dijo Rivera— ¿por qué ahora dices que: “¡habéis sacrificado al inocente cordero para satisfacer a Baal y ahora la desgracia ya está en vosotros!”, y hace más de un año decías que: “¡sacrificaréis al inocente cordero para satisfacer a Baal y la desgracia caerá sobre vosotros!”. Es decir, ahora hablas como si ya se hubiese producido ese sacrificio…
—Tú lo has dicho… —respondió el anciano— para vuestra desgracia, ya ha comenzado el principio del fin…
—No entiendo bien lo que quieres decir… —intervino Rivera.
—Esta es la profecía… —respondió el anciano, a la vez que esperó unos segundos para continuar diciendo:
” Y vendrán del futuro, en máquinas del tiempo a las que se les llamarán UFO (OVNI en español: Objeto Volador No Identificado), con la intención de hibridarse con las hijas de los hombres, tal como hicieran hace decenas de miles de años otros viajeros del cosmos, a fin de conseguir que su especie siga existiendo, pues son estériles”.
—Pero eso que dices no tiene ninguna base científica… —respondió Rivera.
—Es precisamente la Ciencia la que traicionará al Ser humano —concluyó el anciano.
—Discúlpame buen hombre, pero sigo sin entender eso de que la Ciencia traicionará al Ser humano… —intervino Rivera.
—El Hombre siempre ha querido ser Dios, tener el poder de la creación… y esa será su perdición… modificará el genoma humano para crear otros seres y acabará por destruirse a sí mismo como la criatura de Dios que es.
>Surgirán grandes pandemias, provocadas por los poderes de la oscuridad y ayudados por una parte de la ciencia comercial; y luego se fabricarán remedios y vacunas que no curarán, sino que modificarán el ADN humano y con ello su naturaleza humana. Sólo Dios puede crear vida; y el Hombre únicamente debe seguir las leyes de la Naturaleza. Todo lo que se aleje de estas leyes, se aleja de Dios.
Eliseo Rivera se despidió del anciano, mientras seguía meditando al respecto. Todo lo que el anciano le había dicho le sonaba muy coherente, a pesar de la imagen de “chalado” que pudiera dar para muchos.
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