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Desde el origen de los tiempos, la Humanidad, ha sido objeto de observación e intervención por parte de otros seres llegados del espacio exterior. Un equipo de "vigilantes", conocidos como "Caballeros del Grial", serán los encargados de observar la evolución humana, después de que el avatar Jesús de Galilea y María Magdalena leguen su descendencia a la Humanidad, a través de su ADN. El equipo encargado de vigilar y custodiar la descendencia sagrada, se verá inmerso en difíciles situaciones en las que tendrá que arriesgar su propia vida para salvar el Grial, la descendencia de Jesús y María Magdalena. Esto les llevará a viajar en el tiempo y adaptarse a las circunstancias de cada época, a fin de salvaguardar la integridad del Grial. Pero existe un enemigo muy poderoso que hará todo lo imposible por hacerse con el poder del Grial. Ese enemigo es la Oscuridad. Por lo que se entablarán diferentes batallas en cada una de las reencarnaciones del Grial, la descendencia de María Magdalena reencarnada. A fin de preservar la Historia, se llevará a cabo una operación en colaboración con una élite esotérica de los Caballeros Templarios, a la cual se le dará el nombre de Operación Pegasus. A través de los recuerdos de sus vidas pasadas, la reencarnación de María Magdalena revivirá de nuevo los pasajes más relevantes de su historia con Jesús, su amor, su compañero, su Maestro. La reencarnación de María Magdalena recorrerá todas sus vidas pasadas más relevantes, desde que estuvo con Jesús hasta la llegada de la Nueva Era de Acuario. Ella profetizará los eventos que han de acontecer en los tiempos actuales, así como futuros; algunos de los cuales ya se están produciendo. El mensaje crístico y revelador existente en las profecías de la reencarnación de María Magdalena, aportará la Luz y la esperanza que todos los seres humanos han estado aguardando durante milenios. Esta es la historia sobre Jesús y María Magdalena que nadie había contado hasta ahora, narrada desde la perspectiva de quien fuese su "Koinonos", su compañera, su discípula más amada.

                                                                                     

                                                                                     PRÓLOGO

Hace cientos de miles de años, cuando el ser humano apenas había comenzado a diferenciarse del resto de los homínidos, otros seres más evolucionados técnica y espiritualmente que los humanos y cuyos conocimientos tecnológicos los hacían aparecer ante los hombres como auténticos dioses, llegaron a un pequeño planeta azul donde el agua era abundante y al que, paradójicamente, se le conocería con el nombre de Tierra.

Debido a las características favorables para el desarrollo de la vida en el planeta Tierra, fueron varias las civilizaciones extraterrestres que, agrupadas en una especie de Confederación Estelar, mostraron interés por colonizar el planeta.

El primer grupo en cercanía pertenecería al sistema estelar de Sirio, distante a tan sólo unos 8,58 años luz, también conocido en los primeros años de la civilización humana como “Estrella Perro”, y a la que posteriormente y ya con una denominación científica, pasaría a denominarse como Alfa Canis Majoris, siendo uno de los primeros grupos de exploradores espaciales en llegar a la Tierra.

El segundo grupo en cercanía pertenecería a la constelación de Orión, distante a unos 240 años luz en su estrella más cercana a la Tierra.

Y el tercer grupo y protagonista de esta historia, provendría del cúmulo estelar abierto de Las Pléyades, también llamadas de Las siete hermanas, ubicadas en la constelación de Tauro. Dicho cúmulo de estrellas, es uno de los más cercanos y visibles desde la Tierra a simple vista en el cielo nocturno.

Se trataba de una primera avanzadilla de exploradores del espacio, conocidos como «Pleyadianos», cuya principal misión consistía en localizar a todos aquellos planetas de la Vía Láctea en los que se había recreado la vida a imagen y semejanza a como ellos la conocían. O lo que es lo mismo: los hermanos de la raza humana que fueron esparcidos por todos los confines del Universo, durante el Génesis o Creación del Hombre por parte del Creador, de la Fuente Original.

En este viejo planeta llamado Tierra, los exploradores del espacio, ya habían estado con anterioridad. De hecho, se produjeron varias hecatombes durante varias decenas de miles de años atrás, que habían diezmado a la población de la raza humana, viéndose obligada la Confederación Estelar a repoblar el planeta de nuevo, con diferentes especies de humanos, similares en todos los aspectos generales, aunque con pequeñas diferencias entre cada una de las razas que se reimplantaron en el planeta, con el fin de conseguir, a través del tiempo, una nueva raza de seres humanos evolucionados de las diferentes mezclas de las especies originales, con lo que se lograrían dos objetivos principales: la aceptación de la diversidad como capital humano, y el mejoramiento en la adaptación de las especies en una sola raza de humanos.

En esta ocasión, se trataba de una inspección de rutina, de comprobar cuál había sido el avance espiritual y tecnológico de aquella humanidad que, hasta hacía tan sólo unos pocos miles de años atrás, había conseguido alcanzar el máximo nivel tecnológico que su capacidad humana le permitía, pero que, debido a las intrigas, a la envidia y la avaricia, así como a la sed de poder, se había auto eliminado y casi exterminado del planeta, tras producirse grandes conflictos con armas nucleares que devastaron la superficie terrestre.

Esa fue una de las causas que motivaron que la Confederación Estelar decidiese repoblar de nuevo el planeta Tierra con humanos, pero ahora empezando desde cero, con varias especies o razas que tuviesen que aprender a tolerarse y a convivir en paz y armonía, para llegar a formar por fin la raza humana ideal. Una raza de humanos sociables, tolerantes, solidarios y, sobre todo, espirituales.

Esta era la misión principal de estos exploradores del espacio, o como a ellos les gustaba llamarse: Los Caballeros del Grial.

Para llevar a cabo esta misión, deberían adecuar las situaciones ambientales y sociales para que todos los objetivos marcados fuesen conseguidos según estaba previsto. Y para ello, si era preciso, deberían convivir como un humano más, sin privilegios, sin poderes sobrenaturales o fuera del alcance de cualquier otro ser humano, pues, si se les iba a exigir a los humanos alcanzar determinados objetivos o metas, siendo simples mortales, el Guardián del Grial, al que le tocase en suerte ser ejemplo de actitud, no podría hacer uso de ningún otro poder o fuerza que no pudiera conseguir cualquier otro ser humano, a excepción de aquellas situaciones límite en que la vida corriese peligro. Aunque también existía otra excepción: se podría hacer uso de la fuerza o energía sobrenatural generada por la fusión de dos almas gemelas, entregadas al amor puro y desinteresado.

Pero no todo iba a ser tan realizable como pudiera parecer; existía una fuerte oposición a la idea de proveer al Ser Humano de las facultades casi divinas que les quería otorgar el Creador mediante la aplicación del amor al desarrollo intelectual y al conocimiento. Esta oposición era conocida como: la Oscuridad; el elemento de mayor rango y poder, quien, a través de las Sombras, desarrollaría toda una serie de estratagemas; encaminadas a desviar el interés de los humanos hacía banalidades y corrupciones mundanas, con el fin de que no alcanzasen el conocimiento y, por tanto, el despertar de la Consciencia y la Evolución Espiritual.

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